jueves, 9 de abril de 2015

San Francisco, cuestas llenas de encanto.


Este verano hice un tour en coche por California y Nevada, siguiendo la ruta 101 o de la Pacific Coast. De los destinos que visité, el que más me marcó fue San Francisco.
Es una ciudad real. Sus calles te hablan sinceras. Y no es la típica ciudad americana. Por supuesto que lo tiene todo a lo grande, que cuenta con grandes rascacielos y centros comerciales, pero San Francisco es más bohemia y más reflexiva.
Esta vez con mi madre, pateamos la ciudad y nos hartamos de subir esas cuestas tan características. Lo bueno fue que el clima era fresco y no había calor que interfiriese. Visitamos los diferentes barrios, el Fisherman's Wharf, Alcatraz, el Golden Gate, Sausalito...
El barrio que más me gustó fue sin duda el Haight-Ashbury. Fue el lugar donde se originó y desarrollo la cultura hippie en la década de los 60. Estaba muy decorado, todavía con vestigios del movimiento cultural, muy cuidado y con tiendas extravagantes.
La emblemática Alcatraz fue chocante. Pasar de verla en películas a pasear incluso por las celdas era algo fuera de lo común.
Lo insólito era la enorme cantidad de vagabundos en las calles. Recomendaban no ir a partir de ciertas horas por barrios poco céntricos, pero no tuvimos ningún problema. El Fisherman's Wharf era muy curioso. Aunque a mí me gustó más el Pier 39, con mercados y tiendas de souvenirs bastante chulas.
San Francisco, sin ser una ciudad americana al uso, es sorprendente. Es natural y la gente es diferente. Una ciudad que transmite.

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